Burgos quiere ser Capital Europea de la Cultura en 2031

ÁM / GA
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Partidos mayoritarios, patronal, UBU y sindicatos apoyan retomar el proyecto de 2016. España debe elegir en 2025 a su urbe cultural, pero el primer corte se hará antes. La palanca de 2021, la experiencia y el fracaso de San Sebatián juegan a favor

A Burgos le inyectaron adrenalina social el 30 de septiembre de 2010. Aquel día, la ciudad fue preseleccionada junto a Córdoba, Segovia, Zaragoza, Las Palmas y San Sebastián para luchar por ser elegida finalmente como Capital Europea de la Cultura 2016 (CEC). Nueve meses después, recibía un puñetazo político de los que hacen época: San Sebastián era elegida CEC por cuestiones estrictamente políticas, algo que el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero no ocultó -se trataba de apoyar el proceso de paz iniciado con la última tregua de ETA- y que causó estupor entre todas las aspirantes, pero particularmente en Córdoba (la favorita) y Burgos (la siguiente en todas las apuestas). Fue una de las mayores desilusiones de la historia de la ciudad.

La Fundación creada para apoyar la candidatura, que había demostrado ser eficaz en la búsqueda de sinergias con la empresa privada, se disolvió y las palabras ‘Burgos 2016’ se enterraron bajo un manto de amargura, que no lo fue tanto por la derrota como por el motivo de la misma. Burgos tenía el potentísimo argumento de ser el epicentro de la Evolución Humana y estar en la calle mayor de la gran ruta europea por excelencia: el Camino de Santiago. Inició una R-Evolución que se plasmó en un entusiasmo social con pocos precedentes, pero no sirvió de nada... O quizás sí.

Lo bueno que tiene la CEC es que se celebra todos los años y rota entre los estados miembros de la UE, así que es cuestión de tiempo que regrese a España. Eso ya tiene fecha: será en 2031 de forma compartida con Malta, lo que convertirá a la urbe elegida en la única capital continental de la cultura europea durante todo un año (en 2016 se compartió con la ciudad polaca de Wraclow).

Parece, y lo es, un horizonte lejano, pero la CEC es un proyecto estratégico (a largo plazo) que, además, requiere de mucho trabajo anticipado. Sirva como dato que la elección de la CEC 2031 se hará efectiva en 2025, y antes de eso (probablemente en 2024) España deberá reducir el número de candidatas (en 2010 había 15 y se quedaron en seis finalistas). La candidatura de 2016 se lanzó una década antes. Fue en 2006 y a instancias de la Federación de Hostelería, no del Plan Estratégico. A efectos prácticos esto es el año 2019, así que hay tiempo por delante, pero cualquier ciudad que quiera aspirar con fuerza a ostentar el título debe empezar a trabajar su candidatura en el corto plazo. Y, sobre todo, debe tenerlo en la primera página de su programa político para el próximo mandato, el 2019-2023.

unanimidad. «Yo no tengo ninguna duda de que hay que intentarlo. Jugamos con una posición de ventaja por toda la experiencia de la anterior candidatura, un proyecto ilusionante con un consenso sin precedentes, y por el fracaso que constituyó la elección de San Sebastián. Si a eso le sumamos la experiencia que vamos a acumular con el VIII Centenario de la Catedral, estamos en unas condiciones fantásticas para conseguirlo», valora el alcalde, Javier Lacalle, al ser preguntado por esta posibilidad.

El regidor, consciente de que la elección de la ciudad es un proyecto a seis años vista, pide que se defienda y lidere desde el Ayuntamiento «independientemente de quién esté» al frente de la Corporación. «El tiempo pasa muy rápido y se trata de trabajar un programa aún mejor que el que se defendió en 2010, que ya era muy potente». Por desgracia, termina, «San Sebastián 2016 no se convirtió en un ejemplo para nada ni para nadie».

El líder de la oposición en el Ayuntamiento de Burgos y próximo candidato socialista a la Alcaldía, Daniel de la Rosa, cree que en la carrera de 2016 «sí que fuimos ganadores de un precedente del que nos podemos sentir orgullosos» porque «nunca antes habíamos alcanzado un consenso tan mayoritario entre toda la sociedad burgalesa a favor de un proyecto», además de suponer «un elemento de dinamización social y de promoción de la ciudad sin igual». Por eso, De la Rosa cree que «merece la pena que la ciudad de Burgos vuelva a concurrir con un nuevo proyecto cultural, más ambicioso si cabe», y subraya que «contamos con ventaja por partida doble: por la experiencia pasada y por el trabajo que ya estamos realizando de cara al VIII Centenario de la Catedral en 2021, cuya celebración supondrá de antemano el desarrollo de actividades que nos reforzarán de cara a una candidatura».