La oleada de robos que en los últimos días viene sufriendo el alfoz de Burgos -sobre todo las poblaciones del sur de la capital, en el eje de la A-1- no tiene nada que ver con un bulo. Es una realidad tan preocupante que ha llevado a la Guardia Civil a intensificar los controles en las localidades próximas a la ciudad. Con dos objetivos: tranquilizar a la población y tratar de dar con los cacos.