Los primeros datos recogidos en la zona sur y centro de la provincia confirman que la cosecha de cereales de 2017 será catastrófica ya que se perderán un millón de toneladas, valoradas en unos 180 millones de euros, según cálculos de la Unión de Campesinos de Castilla y León, que apunta que estas pérdidas se pueden incrementar hasta los 200-229 millones si se prolongan las restricciones al regadío