La idea lanzada por el alcalde de construir una nueva estación de autobuses junto a la de trenes no gusta a nadie. Las empresas de transporte que utilizan cada día las instalaciones de la calle Miranda, los comerciantes del entorno, las asociaciones de vecinos, los hosteleros o la Plataforma para el Desarrollo de Burgos rechazan frontalmente esta opción aunque las actuales instalaciones se mantuvieran para las rutas provinciales. Las interurbanas se llevarían a la nueva terminal, frente a la estación Rosa de Lima, donde hay una parcela de 10.500 m2 reservada en el PGOU para el transporte colectivo por carretera.Los colectivos afectados defienden el actual emplazamiento por ser céntrico, tener espacio suficiente para el número de viajeros y por considerar que la zona se quedaría sin vida.