Un pueblo engalanado: blanquísimas colchas de ganchillo colgando de las ventanas, altares con flores bellas, la gente vestida de fiesta. Un pueblo pinturero y lustroso como pocos Castrillo de Murcia en su día grande, este Corpus protagonizado por el Colacho que le ha dado fama nacional e internacional: había más de un extranjero gozando con la profana tradición, abriendo mucho los ojos con los saltos del Colacho y tirando fotos a porrillo. Los otros protagonistas, los recién nacidos... ¡Criaturas! Antes de que el Colacho se echara a las calles del pueblo (lo hizo con 20 minutos de retraso) andaban los angelitos tranquilos, de brazo en brazo, ajenos a lo que se les iba a venir -nunca mejor dicho- encima.Más en la edición impresa o aquí.