Es un convencido de la necesidad de que proliferen en las ciudades los desfibriladores, máquinas de uso relativamente sencillo que tratan la parada cardíaca, y de hecho, parte de su vida profesional consiste en la formación para su utilización. Pero ahora, el enfermero Óscar Alonso ha dado un paso más y ha colocado en su propio coche uno de estos aparatos. «Lo he hecho con la ayuda de tres empresas, Prevennova, Cemasa y Grupo Julián, que apostaron por la idea, y porque considero que se incorpora un factor más de protección para el conjunto de la sociedad con el hecho de que un vehículo particular pueda echar un mano en caso de necesidad».Más detalles en la edición impresa o aquí