Durante un despliegue de seguridad ciudadana para el control y registro de personas y vehículos se interceptó el pasado miércoles un turismo en cuyo interior, gracias a un registro, se localizaron ocultas en el maletero varias bolsas de plástico que contenían una sustancia pulverulenta y de color blanco que se comprobó que era cocaína. En el registro efectuado, los agentes se incautaron de 10,1 kilos de cocaína, además de una importante cantidad de dinero en metálico y una balanza de precisión, por lo que el conductor del vehículo, J.L.S., de 30 años, fue detenido. La Comisaría de Burgos está realizando gestiones con el fin de determinar el destino último de esa sustancia estupefaciente, presumiblemente orientada a ser distribuida en el norte de España durante la Semana Santa.