El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, fue el encargado de presidir la misa, acompañado por numerosos religiosos, como el arzobispo de Burgos, Fidel Herráez, o el abad del Monasterio de Silos, dom Lorenzo Maté. Angelo Amato homenajeó a los cuatro monjes por haber dado su vida por Cristo sin renegar de su fe y perdonando a sus verdugos.