Tiene que ocurrir algo inédito, pero a estas alturas del año ya han pasado suficientes cosas inusuales como para volverse crédulos. El campo vive trémulo un año hidrológico inusual y, con las previsiones en la mano, se prepara para lo peor. A saber, en octubre no lloverá o lo hará poco y el otoño será más seco de lo habitual. Claro que las predicciones están para fallar, pero ¡ay si aciertan!