Los placeres del vino

A. del Campo
-

La Fiesta a Baco de Baños de Valdearados alcanza su apogeo en la Bacanal, que este año ha batido récord con 650 asistentes

Tres hileras de mesas. 650 asistentes, 50 más que el año pasado y cifra récord, sentados frente al menú. Filetes, una ensalada y vino, mucho vino. Pero ni la bebida ni la comida logran disuadir la expectación que llena el recinto. Todos están a la espera de que comience la bacanal. Todos ellos quieren disfrutar de un menú de domingo diferente, muy distinto al que cariñosamente preparan las abuelas en sus casas. Todos quieren sentirse como auténticos romanos, rendir honores al dios de los excesos, Baco, y disfrutar de todos los placeres que destapa el vino.

Cuando muchos, los más expertos, ya han acabado sus platos, otros los tienen a medias y algunos ni han empezado a plantearse cómo van a comer un filete sin cubiertos, la música empieza a invadir cada mesa y los protagonistas del espectáculo erótico que se avecina entran en escena. La bacanal de la XIX Fiesta a Baco de Baños de Valdearados ha comenzado. 

El vino empieza a cambiar el color de las túnicas blancas de los intérpretes y de muchos de los comensales. Los actores recorren cada rincón de cada mesa embriagándolo de sensualidad. A unos les dan uvas en la boca, a otros sandía desde sus propios labios y a todos los sorprenden. Se ven novios con atisbos de celos cuando su pareja se besa con un actor, que luego besa al novio y cambian las tornas. Asistentes rojos por la vergüenza de ver sus cuerpos rozarse con un desconocido, otros por el líquido de la sandía y muchos por el que lo camufla todo: el vino. Se pausa la música, la bacanal ha terminado y todos se quedan con la sensación de haber disfrutado como romanos. Es el secreto del mayor éxito de la Asociación Dios Baco.