Tomasi decidió cambiar de rumbo tras los JJOO de Barcelona en 1992, abandonando el periodismo deportivo para dedicarse a denunciar las "brutalidades" de la guerra, de la violencia de género, de los marginados y de todos aquellos abocados a una vida de miseria y dolor. Desde entonces, ha recorrido diversos países buscando historias humanas en los rostros y la vida cotidiana de las personas que veía