La principal prueba contra él que tenía la Fiscalía era aplastante: su ADN. La Policía Científica de la Guardia Civil lo halló en la orina y heces que el atracador dejó en la casa desde la que abrió un butrón para colarse en la sucursal de La Caixa (Arija). El Departamento de Biología del Servicio de Criminalística analizó las muestras y estableció que coincidían con el perfil genético del acusado