Trabajo no ve cambio de ciclo pero prevé un 2019 peor

G. Arce
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Pese a la crisis del diésel, el año cerrará con 25 EREtramitados en la provincia, la cifra más baja de la última década

Trabajo no ve cambio de ciclo pero prevé un 2019 peor

La industria auxiliar del automóvil, clave en la economía burgalesa, fue la primera en mostrar en 2008 los primeros síntomas de la crisis industrial, financiera y laboral más importante y transformadora vivida en las últimas décadas. Aquel año comenzó con un goteo de expedientes de regulación de empleo (ERE) en las factorías más importantes de la ciudad -con el de Bridgestone como el más significativo, preocupante y mediático- que se transformaría en una gigantesca cascada 4 años después. Se pasó de 43 EREal récord histórico de 525 en 2012, con más de 7.000 trabajadores implicados en todos los sectores industriales.

El recuerdo de aquella debacle está muy próximo e incluso es aún doloroso, pues hay compañías que aún no han superado el bache y empresarios y trabajadores que lo perdieron todo (patrimonio y trabajo) en muy pocos años. Quizá por ello, hay quienes ven en la crisis del diésel desatada este verano y en los anuncios de los primeros ERE planteados en Burgos el mismo escenario de negros nubarrones que se presentaba en 2009.

Testigos directos de ambos escenarios, los profesionales de la Oficina Territorial de Trabajo (OTT)de la Junta de Castilla y León, lanzan un mensaje tranquilizador: salvo los tres EREpuntuales anunciados en las últimas semanas por el grupo Lear (probablemente ninguno de los cuales se lleve a efecto), no ha habido ningún incremento significativo ni de llamadas, ni de consultas previas, ni de reuniones para plantear escenarios de crisis.

La OTT, que en tiempos de Antonio Corbí en su jefatura vivió una  auténtica vorágine de ERE,«está hoy tranquila», confirma su actual jefe, Andrés Padilla, que, a falta de que termine el año, augura un ejercicio con en torno a 25 EREtramitados, la cifra más baja de la última década, y ninguno de ellos vinculados al sector de automoción y al momento de incertidumbre por el que atraviesa.

Padilla matiza que desde la última reforma laboral ya no es necesario el visto bueno de la autoridad laboral para negociar un ERE,que es cosa de la parte empresarial y sindical, pero siguen siendo unos observadores privilegiados del estado de salud de las empresas. Los que les consultan -y basta una llamada de teléfono o una reunión con directivos de recursos humanos- ya están barajando un escenario de crisis y de alguna manera quieren comunicar a Trabajo que tienen problemas.

«Efectivamente, podemos ver un inicio de cambio de ciclo económico por las noticias que recibimos, pero los EREpresentados por el diésel se están dado por desistidos porque se han alcanzado acuerdos entre los trabajadores y las empresas para evitar aplicarlos. Las circunstancias en la Oficina son las normales en este servicio».

Por normales se entienden las consultas de pymes (industrias y talleres) que arrastran problemas de carga de trabajo desde hace años y recurren a la flexibilidad de los ERE temporales para evitar los despidos (o no). Muchas veces se trata de daños colaterales de crisis puntuales como las Abengoa, Gamesa o, más recientemente, la Cooperativa Agrícola o Itínere (por el fin de la concesión de la AP-1).

Tanto las ayudas económicas otorgadas por Trabajo por ERE o las actas de conciliación también están en mínimos históricos y sin síntomas de agravamiento. Andrés Padilla desearía que la tranquilidad durase muchos más años, aunque algunos comportamientos del mercado laboral e industrial, del comercio exterior o de las economías europeas (muy influyentes en la burgalesa) auguran que 2019 «no será mejor que este año».