Ander Gil augura que "sería rocambolesco que se le concediera operar hasta los 60 años sin que ésta pueda producir energía". Sin embargo, denuncia la existencia de un "doble y claro objetivo político-empresarial". En su opinión, de producirse la autorización, a la que tilda de "chanchullo", "se sentaría un precedente en el país para que en el futuro lo puedan pedir las otras centrales nucleares".