Es el único caso que se ha dado en el mundo en toda la historia de la ópera. Biológicamente es imposible cantar como tenor y después cambiar de registro a bajo, pero a Rubén Amoretti (Burgos, 1964) es lo que le ha ocurrido. «Cuando tuve que dejar de cantar como tenor se me acabó la vida, literalmente. Al regresar como bajo -lo que hizo que pudiera seguir cantando- la gente no me creía, así que dejé de contar lo que me había pasado, aunque fuera algo insólito», señala.