El que prometía ser un plan parcial de lujo, con unas 1.600 viviendas a tan solo 15 kilómetros de Burgos, se ha convertido hoy en una urbanización fantasma en medio de la nada, un lugar inseguro para transitar y codiciado por los 'cacos', que hicieron su agosto en cuanto se abandonó la construcción. En Buniel nadie cree que se culmine el plan y se preguntan si no sería mejor tirar tanto esqueleto.