La UBU saca las novatadas del campus pero no desaparecen

B.G.R.
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Grupos de estudiantes se concentraron ayer en los alrededores de algunas facultades. La institución dice que su presencia es minoritaria y que la campaña está teniendo resultados

La campaña lanzada por la Universidad de Burgos contra las novatadas ha tenido su efecto al menos hasta el momento. La escena del ‘botellódromo’ en el que se convirtió hace un año el patio de la Facultad de Económicas no ha vuelto a repetirse, si bien esto no significa que estas prácticas hayan desaparecidos aunque sí que parece que han perdido participación. El pasado jueves y viernes ya se pudo ver en las Llanas a estudiantes diferenciados entre novatos y veteranos, al igual que ayer en Parralillos.

Dos grupos reducidos se dieron cita por la mañana en un espacio verde cercano al colegio Niño Jesús. «Las seguimos haciendo porque creemos que desde la Universidad se nos está criminalizando y no estamos haciendo nada malo», aseguró uno de los primeros en referencia a los mensajes de la campaña en los que se habla de que las novatadas «son maltrato y se han convertido en prácticas de consumo masivo de alcohol, acoso, machismo y humillación al débil».

Los que participan en ellas las califican de «juegos para conocerse, beber y pasar tiempo juntos» con el fin de «facilitar» el acceso de los que empiezan la etapa universitaria. Subrayan que «no se obliga a nadie a hacer nada» y aseguran que «todo está muy controlado porque no se consiente hacer nada que se salga de lo normal». Los propios novatos  dicen que es una «forma de socializarse» porque «no todo el mundo tiene el don de hacer amigos de entrada y aquí acabas hablando con todo el mundo».

Este año a raíz del endurecimiento de las medidas ni se habían planteado quedarse en el campus. El punto de encuentro fue el patio de Económicas, pero en cuanto la seguridad privada vio a los grupos de alumnos «nos dijo que no podíamos quedarnos aquí». Así que, optaron por irse. Los nuevos se sentaron en círculo y fueron presentándose, comenzando entonces ‘juegos’ como carreras o dar a probar Nocilla de una escobilla «limpia» con la bebida, flexiones o huevos como penalizaciones.

Entienden la postura de la Universidad, aunque «no la compartimos». Los veteranos apelan a que cuando fueron protagonistas les pareció una «experiencia bonita» con la que «nos acabamos conociendo enseguida y desde entonces nos llevamos muy bien». «Queremos seguir con esta tradición de manera tranquila, respetuosa y responsable. Es lógico que la UBU no quiera que la gente beba, pero tiene que respetar que somos jóvenes y que con cabeza queremos hacer estos juegos», dijeron.

El Consejo de Alumnos, por su parte, reitera su posición de que el anuncio de una mayor presencia policial no iba a acabar con estas prácticas, sino que lo que se ha conseguido es «dispersarlas».  Prohibidas por la institución desde 2015, la UBU ha sido este año más beligerante con las novatadas y, además de los mensajes de la campaña y de una mayor colaboración con las fuerzas de seguridad, advirtió de sanciones académicas. La vicerrectora de Estudiantes, Verónica Calderón, se mostró satisfecha con el resultado. «Este año, de momento, ha funcionado», subrayó, añadiendo que no se había producido ninguna incidencia en el campus. Respecto a los grupos que  se van fuera, señaló que «no podemos controlar la ciudad» y agregó que se trata de una presencia minoritaria. Avanzó, no obstante, que la intención de la institución es «erradicarlas» por completo, por lo que la campaña continuará.