Las intoxicaciones severas por drogas o incluso alcohol pueden acabar mal, incluso con la muerte. Y las víctimas ya no responden al perfil de aquellos 'tirados' de los años 80 y 90 del siglo pasado, cuyos cadáveres aparecían en un parque o en un portal con la jeringuilla prendida del brazo. Las personas que perecen por sobredosis lo hacen tras sufrir, sobre todo, «infartos cerebrales y de corazón»