La polémica suscitada tras las declaraciones del popular cocinero Jordi Cruz, en las que defendía las prácticas no remuneradas en los restaurantes de alta cocina, ha avivado un intenso debate de posturas enfrentadas en el que hay desde quien defiende que los alumnos deberían dar las gracias por una formación impagable, hasta quienes denuncian que estos casos rozan la esclavitud laboral.