No ha sido un año de graves incendios en la provincia y, sin embargo, ha ardido el cuádruple de superficie de terreno forestal en comparación con 2016. La gran cantidad de combustible que han acumulado los bosques sobre todo por la sequía ha contribuido a que los siniestros -pese a no durar ninguno demasiado tiempo- se llevaran por delante más arbolado y matorral que en otras campañas.