Sinterpack, compañía especializada en el diseño, fabricación e integración de máquinas para el final de línea de los procesos industriales, mantiene imparable su ritmo de crecimiento. Hasta el punto de que la dirección del negocio ha decidido, en previsión a que sus actuales instalaciones se vayan a quedar pequeñas, reservar al Consorcio de Villalonquéjar las dos parcelas con una superficie total de 32.000 metros cuadrados que este periódico avanzaba este jueves que el ente había adjudicado y que ahora se sabe ya que tendrán un único dueño.

La construcción de las nuevas instalaciones no será inmediata, pero se explica, además de por el aumento de la carga de trabajo y de la facturación de los últimos años, por el crecimiento inorgánico que provocará la compra por parte de Sinterpack de una empresa del sector que se acaba de formalizar este mes de diciembre.

El director general de la compañía, Sergio Pelegry, detalló que el plan de negocio de Sinterpack contempla un importante ritmo de crecimiento en el futuro, que se traduce con la previsión de que, si el mercado se comporta según lo esperado, se puedan crear entre 100 y 150 puestos de trabajo en los próximos cinco años.

Aunque el objetivo no parece fácil, tampoco existe la percepción de que las previsiones sean disparatadas ya que hace poco más de un año Sinterpack contaba con 35 personas en plantilla y ahora la cifra se sitúa ya en 54.

La compañía dio un giro radical cuando el fondo de inversión francés Keravalon se hizo con la antigua Stork Inter Ibérica en 2015. Se consiguió detener varios años de pérdidas y se comenzó a apostar por el mercado exterior.

Hace un año la compañía presentaba un pionero cobot (robot colaborativo) que ya utilizan en su proceso algunas multinacionales.