Si un ictus no se atiende en un máximo de 4 horas y media, complica mucho el pronóstico del paciente. Así que Trejo insiste en que "cuando una persona note que pierde fuerza o sensibilidad en un lado, dificultades para mantenerse en pie o para hablar, pérdida de visión o un dolor de cabeza que desde el primer segundo es máximo, tiene que acudir de inmediato al hospital sin pasos intermedios".