"Garoña y el resto de centrales nucleares son prescindibles"

José Daniel Maté
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Naturalista, agricultor, activista ecológico y cultural, escritor... Vive alejado de una gran urbe, «evadido de la mezquindad que manda» y en permanente contacto con la naturaleza

"Garoña y el resto de centrales nucleares son prescindibles" - Foto: Jesús J. Matías

La conferencia del viernes se tituló ‘La tarea más urgente’. ¿Cuál es esa tarea?

Desde el punto de vista individual, la tarea más urgente es convencerte de que tú tienes que economizar, ahorrar energía, que es algo extraordinariamente fácil, aunque una ceguera multiplicada por mil y una instalación permanente en la irresponsabilidad y en la comodidad nos convierte a todos en un agente activo de la degradación de la atmósfera. Todo lo que hacemos los individuos se puede hacer gastando entre un 30 y un 50% menos de energía, y todo lo que hace el sistema productivo, ya sea la agricultura, la ganadería, la industria, el comercio, el transporte... también se puede hacer con mucho menor gasto de energía.

¿Y después?

A partir de que se pueda ahorrar mucha energía tenemos que darnos tiempo para aplicar todas las soluciones económicas y tecnológicas para acabar lo antes posible con el modelo energético que impera actualmente, el basado en la combustión del petróleo, del carbón y del gas. Hay que entender que el planeta está a bordo de una ambulancia camino de la UCI y que la tarea más urgente es que llegue al hospital cuanto antes y que nos pongamos a la sanación.

No somos conscientes de ello.

El modelo energético debería ser el principal tema de debate político, social, económico y pedagógico, pero seguimos, literalmente, bordeando la responsabilidad. Ese es el problema: la irresponsabilidad manifiesta de la sociedad y, sobre todo, de las fuerzas con influencia o poder, que no se están enfrentando a lo verdaderamente grave que sucede.

Se refiere a los gobiernos.

Por primera vez en la historia de la democracia hemos tenido a cargo de un ministerio a la persona más entendida del país en la materia. Teresa Ribera es la que más sabe de toda la situación internacional, de todos los tratados de lucha contra el cambio climático, de todos los procesos de transición energética. Y esa era muy buena señal, pero el verdadero drama, por no decir tragedia superlativa, es que se va a acabar la legislatura sin haber aprobado una Ley de cambio climático.

Una ley que vetaría las ventas de coches de gasolina y diésel en 2040.

Desde hace más de 30 años sabemos que las alergias están vinculadas a la combustión de diésel y van camino de convertirse en enfermedad crónica de prácticamente la mitad de la humanidad. El gasto sanitario en combatir las alergias es bastante más caro que cambiar el diésel. El diésel está prohibido en las cercanías de los colegios en la ciudad de Londres, por algo será, ¿no? El diésel tendría que estar prohibido en el planeta hace mucho tiempo. Tendríamos que intentar trabajar para que desapareciera en 4 o 5 años, no en 15 o 20.

Las que van cerrando son las centrales nucleares, como Garoña.

Garoña y el resto de las centrales nucleares son absolutamente prescindibles. El problema con menos solución que hay en el planeta es la gestión de los residuos nucleares de alta actividad, es una herencia absolutamente dañina. No debería haberse puesto en funcionamiento ninguna central nuclear en el mundo. El mínimo cálculo económico de lo que va a costar controlar los residuos a las próximas 50 generaciones invalida el rendimiento económico de toda la energía producida por las centrales nucleares. Es un disparate.

Sin embargo, el cese de Garoña deja un enorme vacío en la zona.

Evidentemente es una faena para la comarca y para el bienestar económico de los lugareños, pero se nos olvida que pese a las dificultades de la crisis y al empobrecimiento de grandes capas de la población, seguimos viviendo en una civilización muy rica y con muchísimos recursos para salir. Y hay que ponerlos en marcha cuando se cierra una central nuclear, una mina o una siderurgia.

¿Y qué propone?

Haciendo bien las cosas en la agricultura y en la ganadería, este país podría crear un par de millones de puestos de trabajo muy dignos y muy necesarios para la recuperación de la salud del planeta. Lo que pasa es que hay que ponerse a ello con todo el rigor, con toda la dignificación del sector y con la remuneración justa. Es infinitamente mejor producir algo que crece y que limpia la atmósfera, cualquier producto ecológico, ya sea ganadero o agrícola, que no producir contaminaciones.

Usted lo sabe bien.

En mi vida cotidiana vivo sin ningún despilfarre energético. Lo que está demostrado es que es absolutamente posible vivir con energías renovables. Tenemos la fotovoltaica, la eólica o la maremotriz para sustituir las grandes productoras de electricidad.

Todos tenemos deberes...

Lo primero es querer la salud uno mismo, luego caminar, pedalear, bajar las escaleras sin usar el ascensor, que la casa esté un poco más fría, que es buenísimo para la salud, viajar en transporte público... y así hasta 100.