Un año después de su puesta en funcionamiento en Burgos capital -volvió a ser el conejillo de indias del Ministerio en sus experimentos- el proyecto para suprimir el papel de los juzgados se topa con el más absoluto rechazo de todos los operadores de la Administración de Justicia. Abogados, procuradores, jueces, fiscales y funcionarios coinciden en que se trata de una «herramienta ineficaz».