María Jesús Gil trabaja como encargada en el punto limpio de la zona norte (el que está junto al Hospital Universitario) desde el primer día en que abrió sus puertas de lo que en unos meses se cumplirá 20 años y asegura, sin lugar a dudas, que esta instalación, y su hermana gemela en el sur, han cambiado radicalmente no solo la forma en la que la ciudad gestiona sus residuos sino la mentalidad de los burgaleses con respecto al cuidado del medio ambiente. En todo este tiempo se han gestionado nada menos que cien millones de kilos de desperdicios y se ha desarrollado un proceso educativo y de concienciación que, a su juicio, hace que Burgos se encuentre a la vanguardia de las ciudades más limpias y respetuosas con el medio ambiente. «Pasamos en muy poco tiempo de dejar la bolsa de basura en la calle de cualquier manera a tener un cuidado exquisito con la forma en la que nos deshacemos de los residuos», coincide con ella Victoria Blasco González, gerente de la empresa de inserción GRM de la Fundación Lesmes, a la que el Ayuntamiento subcontrata la gestión los puntos limpios prácticamente desde su puesta en marcha.

  Blasco González explica que para el año del vigésimo cumpleaños de estos recursos tan importantes para la ciudad -se cumple en 2019- existe el proyecto de mejorar y actualizar las instalaciones para adaptarlas al pie de la letra del decreto de 2015 que incorporaba novedades a la normativa sobre puntos limpios. Se aprovechará, además, para reforzar la seguridad de los recintos, uno de sus puntos flacos, ya que, prácticamente, no hay día en el que no se contabilicen pequeños robos y son más frecuentes de lo deseable los actos vandálicos que sufren los fines de semana.

El más conocido por la ciudadanía es el punto que se ubica en el norte, que el año pasado fue utilizado por 31.831 usuarios y que en estas dos décadas ha recogido 80 millones de kilos de desperdicios. Por el del sur, cuya existencia mucha gente desconoce, pasaron en 2017 7.784 personas y en 20 años ha recogido algo más de quince millones de kilos. «Es cierto que es el más desconocido, probablemente por su ubicación (Camino de Valdechoque, s/n) y porque en el área en la que se encuentra hay mucho menos volumen de población», señala la gerente de GRM cuyas siglas son las de Gestión de Residuos Medioambientales que, además de los puntos limpios, gestiona un centro de transferencia de residuos en el polígono de Villalonquéjar y da empleo a diez personas, ocho de ellas, víctimas de la exclusión social y en proceso de inserción.

La nota que los burgaleses ponen a los puntos limpios ha ido creciendo con el tiempo hasta casi rozar la excelencia que es, como indica Blasco González, lo que busca la empresa: «Hacemos alrededor de doscientas encuestas anuales y estamos en un 4,8-4,9 sobre 5, lo cual es muy gratificante». En este sentido, recuerda que la empresa Induraees le ha hecho un reconocimiento por haber alcanzado niveles de excelencia en su gestión.