No se da cuenta uno de cuánto lo quiere hasta que lo pierde. El móvil. Parece mentira la cantidad de datos personales que puede acumular un aparato tan pequeño y fácil de perder. Un segundo y toda la vida expuesta en manos de otros.Eso le ha pasado a Juan Carlos. Pero él no perdió su teléfono, ni se lo robaron, tampoco se encontró el de otra persona. Pero ahora guarda en el bolsillo las intimidades de una mujer, Luli, a la que no conoce. Todo empezó con una avería en su iPhone comprado en Media Markt en agosto de 2016. Le dijeron que Apple solo asume la garantía el primer año, del segundo se ocupa el vendedor, y entregó el móvil para su reparación. Pero lo que le devolvieron ni era el suyo ni uno nuevo. Más en la edición impresa o aquí