El individuo se tomó al pie de la letra el cartel que colgaba de la caseta, en el que se podía leer 'como en casa', y se le ocurrió que el tejado del establecimiento podía ser un buen sitio para tumbarse y descansar. Lo hizo a pierna suelta y bajo el sol que brillaba a primera hora de la mañana hasta que los agentes le despertaron de su sueño y le invitaron a bajar. Será cosa de los Sampedros...