El pasado mes de febrero la diócesis de Burgos puso en marcha un secretariado para hacer frente a la trata de personas y sensibilizar a la población sobre este delito, que es uno de los que más cantidad de dinero mueve en el mundo. El arzobispo, Fidel Herráez, le encomendó la responsabilidad a Consuelo Rojo, una religiosa adoratriz con una dilatada experiencia en la atención a mujeres prostituidas