¿Guerra al cormorán?

R.P.B.
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La presencia en el Arlanzón de estas grandes aves procedentes de Centroeuropa enfrenta a pescadores y naturalistas

Su inconfundible silueta se ha hecho familiar en los últimos años: de oscuro pelaje y pico largo, los cormoranes se han asentado en el Arlanzón a su paso por Burgos. Nunca fue un ave habitual en estas latitudes y los pescadores observan con recelo su presencia: el cormorán puede llegar a ingerir hasta un kilo de peces al día, con especial predilección por las truchas. El Servicio Territorial de Medio Ambiente ha recibido una petición para que estas aves puedan ser abatidas, al considerar que su carácter depredador es una amenaza para la fauna del río. Sin embargo, expertos ornitólogos como Miguel Ángel Pinto, responsable del Aula de Medio Ambiente de Caja de Burgos, defiende que su impacto es inocuo.Más en la edición impresa o aquí.