Las obras de Castrovido afrontan su último verano

G.A.
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El plan de obra vigente sitúa a principios de noviembre el sellado de la presa y el arranque del llenado de pruebas del pantano, operación cuya duración depende de las lluvias y nieves del invierno y la primavera

La historia de los 14 años que ha supuesto la construcción de la presa de Castrovido -3 de ellos paralizada tras el accidente laboral del 5 de octubre de 2011 que costó la vida a 4 trabajadores y heridas graves a otros 2- empieza a pasar sus últimas páginas este verano. La mole de más de 800.000 metros cúbicos de hormigón, con sus 74 metros de altura y más de 500 de longitud en su coronación, está prácticamente finalizada y preparada para regular las bravas aguas del Arlanza, abastecer a cerca de 30.000 vecinos de los pueblos del entorno y regar más de 6.000 hectáreas de campos agrarios de la cuenca. El río serrano transcurre hoy, con una cadencia de agua de apenas un metro cúbico por segundo, por un canal subterráneo que atraviesa la cota más baja de la presa, desvío provisional que será sellado a finales de octubre según marca el plan de obra, dando comienzo al llenado de pruebas de uno de los últimos grandes embalses construidos en España, el único de hormigón convencional.
Por el Arlanza fluyen una media de 150 hectómetros cúbicos de agua cada año, hasta 44 de los cuales podrán almacenarse a lo largo de las 214 hectáreas de superficie que ocupará el pantano. La misión de la presa de hormigón, cuya construcción acomete FCCy se ha llevado buena parte de los 231 millones de euros en los que se ha presupuestado el proyecto, no será solo el almacenaje de agua sino también la regulación de un cauce salvaje sometido al antojo de la Naturaleza, en el que las nieves y las lluvias de la Sierra de Pinares, como bien conocen sus habitantes, pueden hacer variar su caudal de los apenas 60 hectómetros cúbicos registrados en años secos hasta superar los 600 en tiempos de fuertes riadas.

 

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