Mueve continuamente las manos, como si cada gesto fuese un efecto de prestidigitación y de sus dedos ágiles fueran a surgir naipes o palomas. El mago burgalés Arkadio vive uno de sus mejores momentos profesionales; apenas ha parado en los últimos meses y tiene a la vista, bien cerquita, un nuevo reto: la conquista de un lugar ya de por sí mágico, Hollywood.