Llevan tiempo poniendo el grito en el cielo, revolviendo Roma con Santiago, llamando a las puertas del Ayuntamiento, de la CHD y del que haga falta, y ya solo les falta bajar la tienda de campaña a orillas del Vena para que les presten la atención que reclaman. Vecinos de Villímar, último resquicio de urbe en la parte noreste de la ciudad, disfrutan de un entorno privilegiado; el paso del río por este lugar hace que cuenten con un paseo por donde transcurren cientos de burgaleses con sus perros, ciclistas, jubilados, 'runners' o chavales, sobre todo en verano, pasando tardes junto al cauce. Aunque al parecer este entorno para nada puede casar con la temática de este serial, si uno mira desde cualquiera de los puentes que lo cruzan hacia abajo, comprende las quejas vecinales.