8 segundos para la historia

CARMELO PALACIOS
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Alberto Alonso entra en el ilustre club de burgaleses que han jugado en la ACB después de su debut el pasado domingo contra el Tenerife. Es el primero que lo logra con el equipo de su ciudad

Quedaban tan solo ocho segundos para que terminara el encuentro entre el San Pablo y el Iberostar Tenerife. El reloj ya había pasado de las seis y cuarto de la tarde. A las orillas del Arlanzón, el frío era helador, de esos típicos días de invierno en Burgos. El Coliseum, sin embargo, era una caldera, una olla a presión a punto de estallar de alegría por la victoria de su equipo. Entonces, Diego Epifanio miró hacia atrás e hizo un gesto a un chico burgalés de tan solo 17 años que esperaba su oportunidad en el banquillo. Era su momento. El jefe le había dicho que saltara a la pista en un duelo oficial de la Liga Endesa. El sueño de Alberto Alonso, que juega al baloncesto desde que tiene uso de razón, se hizo realidad el 25 de noviembre de 2018, una fecha que siempre se le quedará grabada en la memoria y en la que entró en el ilustre grupo de burgaleses que han competido en la ACB.

Se pueden contar con los dedos de las manos las personas de esta ciudad que han participado alguna vez en la máxima categoría del baloncesto español. Miguel Ángel Lete fue el más talentoso de todos. Compitió  dos temporadas en el Granollers y otras dos en el Espanyol hasta completar 116 partidos entre finales de los ‘70 y principios de los ‘80. También jugó unos minutos Javier Díez Melgosa con el Caja Bilbao Basket en 1987 y, 12 años después, José Manuel Coego disfrutó de 16 segundos ante el Real Madrid cuando defendía los colores del Cáceres.

Han tenido que pasar casi 20 años para que otro burgalés compita en la élite. Además, el estreno de Alberto Alonso tiene más carga emocional, si cabe, por haberlo hecho con el equipo de su ciudad. «Fue un momento muy especial. El Coliseum impresiona mucho, sobre todo cuando ves a todo el mundo animando y con las bufandas al aire. Me tomo mi debut como un premio al trabajo de todos estos años entrenando cada día. Ahora me toca seguir trabajando y confiar en que me llegue otra oportunidad», señala Alberto, que todavía está digiriendo la magnitud de lo ocurrido.

El interior de la cantera azulona, que compagina la escuadra júnior con la de Liga EBA, se enteró de que iba convocado con el San Pablo nada más acabar el derbi ante el UBU Tizona. «Ganar el derbi con una remontada fue una sensación brutal y, justo después, Epi me comunicó que estaba convocado. Fue una doble alegría», recuerda.

Desde el momento en el que supo que estaba en la lista, los nervios afloraron. Normal, no todos los días se debuta en ACB. «Los jugadores del primer equipo me dijeron en el vestuario que si salía estuviera tranquilo e hiciera lo que sé. Por suerte, las circunstancias se dieron para que pudiera jugar y eso siempre quedará en el recuerdo».

Pese a que solo tiene 17 años, Alberto tiene los pies en el suelo. Es consciente de que solo es un paso más en su progresión y de que solo con trabajo podrá llegar donde sueña: «Nadie sabe lo que puede pasar en el futuro. Me gustaría ser profesional, pero lo que realmente quiero es jugar al baloncesto al nivel que sea».