En el Ejército no se andan con chiquitas. Si un militar llega en estado de embriaguez o con una resaca del quince a su puesto de trabajo se arriesga a pasar una temporada a la sombra. Le ha ocurrido a un soldado destinado en el Regimiento de Ingenieros nº1, en la base de Castrillo del Val. El Tribunal Militar nº4 le ha condenado a 3 meses y un día de prisión por presentarse borracho a una guardia.