La Atención Primaria y Urgencias alzan la voz en Aranda

I.M.L.
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Los médicos de Atención Primaria se manifiestan para denunciar sus condiciones de trabajo. Mientras en el Hospital Santos Reyes siguen sin cubrir la plantilla de especialistas, los ciudadanos multiplican las acciones para exigir una sanidad digna

La Atención Primaria y Urgencias alzan la voz en Aranda - Foto: Julio Calvo Recio

Primero fueron los ciudadanos, entre los que también había médicos que ejercen su labor en alguno de los centros sanitarios y hospitalarios de la capital ribereña, y ahora son los propios médicos los que alzan la voz ante las condiciones de trabajo que están soportando los que van a salir a la calle para que se oiga su voz. Aseguran que la carga de trabajo a la que están sometidos les impide realizar la atención a los pacientes como deberían, lo que repercute en la calidad asistencial que tienen que soportar los ciudadanos. El personal de los dos centros de salud con que cuenta Aranda van a realizar un parón simbólico hoy a las 14 horas para exigir una atención digna y de calidad. 

La veintena de profesionales de Atención Primaria que atienen los dos centros de salud de la capital ribereña están viendo una media de en torno a un centenar de pacientes diarios, entre los que tienen en su propia consulta y los que tienen que visitar en las guardias del SUAP, que están realizando desde hace semanas para cubrir las vacantes de facultativos que tiene este servicio de urgencias. «Con esta carga de trabajo, no podemos dedicar a los pacientes el tiempo necesario, no solo para hacer una receta o una revisión, sino para poder llevar a cabo otras funciones como el control de diabéticos o hipertensos, u ofrecer pautas de alimentación o ejercicio que mejorarían la salud de los pacientes», apunta una facultativa, que defiende la Atención Primaria como el pilar para que la sanidad pública funcione de manera eficiente y eficaz.

Mientras, en el hospital comarcal siguen sin poderse cubrir todas las plazas de especialistas que quedaron sin facultativo por diversos motivos, el principal por el concurso de traslados. En el lado positivo de esta situación, ya se encuentran prestando sus servicios una nueva oncóloga y un dermatólogo, con lo que ambos servicios tienen la plantilla completa, mientras se espera que el área de Oftalmología incorpore una nueva facultativa el próximo día 22, con lo que quedaría solo una vacante.

La especialidad de Ginecología cuenta también con una facultativa contratada para realizar guardias y se está negociando con otro profesional para que se incorpore a la plantilla del Santos Reyes, mientras que en el Servicio de urgencias sigue faltando un facultativo especializado. 

también en urgencias. Por otro lado, desde Urgencias del Hospital Santos Reyes lamentan que las demoras de asistencia en su servicio se seguirán produciendo porque tienen graves problemas de difícil solución. «Nos faltan recursos humanos tanto de personal médico como de enfermería y auxiliar y tenemos un espacio físico reducido, a lo que hay que sumar la no correcta utilización del Servicio de Urgencias, ya que muchas apersonas acuden a él como médico de cabecera, patologías banales o como medio para adelantar pruebas diagnósticas», señala Ana Rosa Alonso, enfermera de este servicio, que añade que estas prácticas hacen que urgencias se colapse. 

Según recuerda, existen unas Urgencias de Atención Primaria que en muchos casos pueden dar solución a determinados problemas de salud, «aunque nos consta que también están saturadas y con falta de recursos humanos», añade. Alonso afirma que, en este momento, en el que la Sanidad está gravemente herida, es el Servicio de Urgencias el que sufre un aumento de trabajo. «¿Dónde acudirán todos los usuarios a los que se les demora la atención de sus médicos de familia (que también están al límite), la atención de especialistas, la demora en las pruebas, todos los niños que sufren la falta de pediatras, la falta de médicos rurales?», se pregunta.

 La enfermera asegura que ellos son los mismos, con el mismo espacio físico, y cada día se van a casa con la sensación de no haber tenido el tiempo suficiente de atender la faceta psicológica. «No tenemos tiempo de escucharles, apoyarles y reconfortarles, porque si nos paramos nos arrolla el tren», asegura que la enfermera, que pide a los pacientes que les griten, y que no les insulten. «Esta presión hace que nos bloqueemos y trabajemos peor. Quisiéramos atenderles a todos nada más llegar, pero esto es imposible. Cada día intentamos dar lo mejor de nosotros mismos pero esta presión asistencial está minando nuestras fuerzas físicas y psicológicas», añade. 

 

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