Preso y ajusticiado

I.M.L.
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El Círculo Cultural El Empecinado recrea sus últimos días en Roa coincidiendo con el aniversario de su ahorcamiento en 1825

Cuentan las crónicas que, al conocer su sentencia de muerte en la horca, Juan Martín El Empecinado preguntó «¿No hay balas para un capitán?», ya que consideraba deshonrosa la ejecución como si fuese un vulgar ladrón para alguien que había luchado por la libertad del pueblo español contra el invasor francés. Los momentos previos y posteriores a esa pregunta se rememoraban ayer, por undécimo año consecutivo, en el mismo escenario a cargo de los miembros del Círculo Cultural El Empecinado.

Este personaje histórico permaneció dos años encarcelado en la villa raudense y todos los días de mercado se le exponía dentro de una jaula en la plaza para su escarnio público. Acabó con sus días en la horca, sin que las peticiones de clemencia expresadas por su madre y hasta por el rey de Inglaterra ante el monarca español al que había defendido en su lucha hiciese caso alguno.

La sencilla pero sentida recreación de aquellos hechos busca poner de relevancia la figura de este personaje histórico, por lo que se culmina en el monumento levantado hace ahora un cuarto de siglo en el raudense parque de La Cava que le recuerda, con una ofrenda de flores. En esta ocasión, además, se aprovechaba para imponer una medalla del círculo a su delegada en Madrid, Susana Ortega Martín, que además es también una de las descendientes de este guerrillero, natural de la cercana de Castrillo de Duero.