Tras cinco años de exigente trabajo y de una inversión económica de la que incomprensiblemente ha estado ajena cualquier administración pública de Castilla y León, los editores de Siloé, Arte y Bibliofilia acarician ya con íntimo orgullo una de sus criaturas más deseadas, uno de los facsímiles más ambiciosos y de mayor contenido sentimental para sus clonadores: el Cartulario de Valpuesta