Hace días, Montserrat Azpeleta recibió una llamada de Alcalá y pensó que le gastaban una broma. Su interlocutor le informaba de que esta diócesis está tramitando un proceso de beatificación de una persona de su árbol genealógico: Longinos Ortega Miguel, sobre quién hay que elaborar una biografía para editar un libro este año y continuar con la causa, que ha recibido el visto bueno del Vaticano.