Las víctimas reciben llamadas en las que les exigen cantidades que oscilan entre 1.000 y 10.000€ por liberar a un familiar, escuchando gritos de fondo de alguien que parece estar en crisis, generando una situación de bloqueo y angustia en el interlocutor. En realidad no se trata de ningún secuestro real, sino de una estafa telefónica. La mayoría de las llamadas utilizan el prefijo 0056.