Jorge Molpeceres es el otro protagonista burgalés en la final de la Copa del Rey de rugby. Fue el árbitro del encuentro y su labor pasó desapercibida, lo mejor que se puede decir de cualquier colegiado. Llevó una cámara en el pecho -por primera vez en España- con la que grabó todas las incidencias y donde quedó reflejada su objetividad en todas las decisiones. 

Molpeceres ha crecido junto a la pasión del rugby. Su padre -Pepín- fue uno de los colegiados más importantes del panorama nacional. El hijo sintió el calor del rugby desde muy pequeño y con 14 años entró en la escuela del entonces Ferroplás. Aprendió con las enseñanzas del actual presidente del UBUAparejadores, Levi Moreno.

Una lesión le apartó del campo. El descanso le ayudó a centrarse en sus estudios -es ingeniero- y a prepararse para ser árbitro. Debutó con 22 años.

Abase de muchos sacrificios y constancia, Jorge Molpeceres fue creciendo como colegiado y en pocos años ha obtenido el reconocimiento internacional. Ha dirigido encuentros no solo en España, sino también en Europa.

La guinda a todos sus esfuerzos y, sobre todo, a su pasión por el rugby, la puso días pasados en el estadio vallisoletano con la final de la Copa del Rey y en presencia de más de 27.000 aficionados.