El Festival de Cannes clausura hoy su 69 edición con la entrega de la Palma de Oro, el máximo galardón. Pero antes, la jornada de ayer contó con dos platos fuertes: la presencia de una de las estrellas mas brillantes de Hollywood, Mel Gibson, y la proyección de uno de los filmes más aplaudidos durante este año: Elle, del cineasta holandés Paul Verhoeven.

Por una parte, muchos esperaban la llegada del polémico actor y director neoyorquino, que hizo las delicias de cientos de admiradores que le son fieles desde hace varias décadas.  

Recién llegado de Granada, donde visitó La Alhambra junto a su novia, Rosalind Ross -36 años menor que él-, llegó al festival para presentar, en la sección Medianoche del certamen galo, la película Padre de sangre, dirigida por Jean - François Richet y escrita por Peter Craig. 

El reparto cuenta, además, con Elisabeth Rohm , William H. Macy, Diego Luna y Dale Dickey. La cinta gira en torno a un exmilitar que se reúne con su hija de 16 años con la intención de protegerla de unos traficantes de droga que quieren matarla.

También había mucha expectación por ver a Verhoeven y, a sus 77 primaveras, no decepcionó con Elle, una película erótica, polémica, divertida, inteligente y muy libre, con una Isabelle Huppert que borda un complejo papel que puede provocar reacciones contrapuestas, algo que forma parte de su ADN artístico. 

Es un personaje nada fácil el que interpreta la actriz francesa, el de Michelle, una mujer que es violada en su casa, un punto de partida que no da paso al esperado drama sino a una historia que va mucho más allá, un thriller, una tragedia, una comedia, una especie de «cuento, una fantasía y la fantasía no es necesariamente algo que ocurre». «Es algo que está en tus pensamientos», explicó la intérprete, que en la cinta se enamora del hombre que abusó sexualmente de ella.