La lentitud del engranaje administrativo ha tenido incidencia en el grado de ejecución de las inversiones sostenibles con cargo al superávit generado en el presupuesto de 2015. De las 25 obras previstas, se han realizado 17 y un tercio se ha quedado sin ejecutar. De los 8,75 millones destinados a ellas, se han gastado 6,4 y el resto, 2,3 millones, se han quedado sin invertir el 26% de lo previsto.