El rebaño que pastorean cada día los hermanos Llorente -Miguel y Eduardo- se vio seriamente diezmado el lunes por la tarde noche. Un automóvil mató a una veintena de ovejas cuando éstas regresaban a su explotación de Salas. El conductor-ileso- debió despistarse o no ver a tiempo al rebaño y los pastores tampoco pudieron retirar de la carretera a las ovejas. La escena después del golpe era dantesca