La Ronda Norte está triturada y espera la mejora anunciada

A.M.
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El tramo inaugurado hace diez años presenta serias patologías en la capa de rodadura que ya han provocado accidentes. Hay una obra de 6 millones pendiente de adjudicar desde febrero

Parece que casi 40 años no fueron suficientes para que la circunvalación de Burgos presente unas condiciones medianamente aceptables para el tráfico. El pasado mes de abril les contamos que los usuarios del último tramo abierto, entre Villalbilla y Quintanadueñas, se quejaban, y con razón, de que varios puntos de la carretera habían cedido o presentaban badenes propios de una carretera arcaica, lo que obligó a Fomento a limitar a 60 la velocidad en algunos tramos. Es sin duda el caso más llamativo porque ese segmento de la circunvalación no llevaba operativo ni un año y medio.

Pero al parecer no es el único que se hizo con prisas o, al menos, sin las mínimas garantías de perdurabilidad. A la ya mítica Ronda Norte, que divide su existencia entre la BU-30 y la circunvalación en la salida hacia Vitoria, le están empezando a asomar todos los achaques propios de una vieja carretera, algo que tendría un pase si no fuera porque acaba de cumplir una década en servicio. A pesar de su juventud, la carretera es un muestrario de frenazos y golpes de bajos de vehículos contra el asfalto debido a los huecos, badenes y problemas varios que presenta en la capa de rodadura.

El problema no parece ajeno al Ministerio de Fomento, o a la Demarcación de Carreteras de Burgos, puesto que en muchos desperfectos se pueden apreciar marcas hechas por los técnicos, e incluso hay zonas, particularmente las incorporaciones y salidas, que están señalizadas como peligrosas. Esto ocurre en ambos sentidos y se concentra en el carril derecho, que es el que recibe un mayor tráfico diario. Además, se trata de una carretera muy utilizada por el transporte pesado.

la obra, sin adjudicar. La degradación del firme de la Ronda Norte no es nueva. Un simple vistazo permite comprobar que muchos conductores -particularmente camiones de ruta- eluden el carril derecho tan pronto como se acercan a las zonas más castigadas. Sin embargo, el Ministerio no mueve ficha. En el año 2016 se ejecutaron mejoras en parte del tramo (la más próxima a los famosos túneles) tanto sobre el firme como sobre las juntas de dilatación. Sin embargo, hay otro tramo (el más alejado de los túneles en sentido Vitoria) que está muy deteriorado e incluso, según ha podido contrastar este periódico, ha causado algún accidente por la perdida parcial de la carga de un camión que portaba chatarra.

Por eso Fomento publicó en enero de este año un contrato para «la rehabilitación estructural del firme de la autovía BU-30 (del kilómetro 24 al 26) y A-1 (del 247 al 252)» valorado en nada menos que 6,4 millones de euros y con un plazo de ejecución de 28 meses. El periodo de recepción de ofertas se cerró el 5 de febrero, pero hasta la fecha no ha habido adjudicación, o al menos no ha trascendido ni hay rastro de obra en el entorno de la vía. La Ronda Norte se dividió en dos tramos (Villatoro-Villímar y Villímar-Rubena) para su adjudicación y posterior ejecución  y se hizo muy conocida por el problema que planteaban los túneles. Fomento proyectó una vía de un solo carril. Al ver que eso era un error manifiesto por la intensidad de tráfico que recibiría -y recibe- la circunvalación, licitó la duplicación, pero para entonces el túnel del primer tramo se había venido abajo y el del segundo se retrasó años.