La cantera de hackers informáticos («de los buenos, no de los malos») de Burgos es comparable, en términos futbolísticos, a la de La Masía. Héctor Cuesta García y Adrián Marcos Batlle, de 21 y 20 años, son los dos talentos que desde muy temprana edad orientaron su futuro al mundo de la seguridad informática, un ámbito en el que se necesita curiosear en internet y formarse de forma autodidacta.