Cabañas circulares hechas de adobe, troncos de madera y cuyas paredes están revestidas de materiales perecederos: el brezo o cualquier arbusto más o menos dúctil. En su interior, un silo, un fuego, un hoyo para un posible enterramiento individual y, si acaso, un banco corrido. Todo ello en 25 m2 de planta y unos 3,5 de altura, donde vivían familias de entre 6 u 8 miembros. Estamos en el Neolítico.