Recibir al colista puede parecer el partido propicio para reencontrarse con el triunfo, es de esas citas con trampa. Primero porque la mala clasificación del rival invita a pensar erróneamente en un encuentro cómodo, lo que puede generar más ansiedad en la grada si las cosas no se encarrilan rápido, y sobre todo porque los catalanes tienen mucho más potencial del que refleja la tabla.