Una investigación liderada por Miguel Moreno-Azanza (Universidade Nova de Lisboa), y en la que han colaborado investigadores de la Universidad de Zaragoza, del Museo de los Dinosaurios de Salas y del CONICET, ha sacado a la luz la curiosa y complicada historia del fósil de una cáscara de huevo, probablemente de un dinosaurio saurópodo, procedente de un yacimiento de Espinosa de la Cervera (Burgos)