En una campaña marcada por la merma de la cosecha a causa de las heladas tardías de finales del mes de abril, que se van a traducir en una reducción de la cantidad de la uva a recoger en torno al 40% con respecto al año pasado, las precipitaciones caídas en los últimos días en la Ribera han sido la mejor noticia para el sector de la viticultura en los últimos meses.