"Es importante que desterremos esta confusión por completo y no seamos tan antropocéntricos. Las personas somos un accidente en la evolución, a la que hay que ver como un estupendo árbol de Fuentes Blancas en el que nosotros estamos al final de una de las ramas, no somos los más evolucionados. Antes de que existiésemos, el árbol de la vida era floreciente y maravilloso", advierte Carlos Briones.